Si preguntamos por grandes viajeros de la historia, gente aventurera que se haya lanzado mundo adelante a conocer la Tierra, nos vienen de inmediato a la cabeza algunos nombres sobradamente conocidos, como Marco Polo, el comerciante veneciano que en el siglo XIII llegó hasta zonas entonces inexploradas de Asia Central y China, o Cristóbal Colón, que lanzó sus naves mar adentro hacia el oeste, empeñado en encontrar un camino para llegar a las Indias occidentales a finales del siglo XV. Sin duda nombres prestigiados, reconocidos, consagrados como valientes aventureros.
Pero si preguntamos por alguna mujer equivalente casi nadie sabría encontrar un nombre grabado en el fondo de su memoria. Sin embargo, ya en el año 381, cuando el cristianismo estaba en pañales y el imperio romano no había entrado todavía en crisis, cuando a Marco Polo le faltaban mil años para empezar a lloriquear en la cuna y muchos más para que la madre de Colón soñase con tener un hijo que un día se tropezase sin querer con un inexistente continente en medio del mar, una gallega intrépida llamada Egeria se arrancaba desde su Gallaecia natal a trotamundear por los escenarios bíblicos de Jerusalén, Egipto, el Sinaí y Mesopotamia para conocerlos de cerca y poder contárselo a sus amigas.
Durante los tres años que duró su viaje para visitar los lugares donde vivió y predicó Jesús de Nazaret, Egeria, toda una adelantada del moderno espíritu viajero, profundamente religiosa y perteneciente a la clase alta de la época, escribió una especie de diario de viaje con formato de cartas dirigidas a sus amigas lejanas señoras y hermanas, que denominó "Itinerarium ad Loca Sancta”, en el que iba contando todo lo que veía y hacía en los diferen- tes lugares que visitaba. Es casi seguro que si entonces hubiera habido redes sociales Egeria se podría haber convertido en la gran influencer del siglo IV, pero sin Facebook ni Instagram el paso por la historia de esta mujer ha que- dado invisibilizado a los ojos del mundo.
Como tantas otras, Egeria, la gallega valiente, aventurera, singular, intrépida, curiosa y decidida ha sido totalmente ninguneada.
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